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Personajes de Álava. Dos retratos del siglo XVII
Las dos obras que exponemos temporalmente abren una serie que titulamos Personajes de Álava. Aunque ambos retratos pertenecen a la colección del museo, son obras que no se ven habitualmente en la exposición permanente, por lo que supone una buena ocasión para conocer tanto a los retratados como a sus autores.
Antonia de Eguíluz y del Barco, nacida en Vitoria en 1628, fue retratada por el pintor alavés Juan de Amigo cuando contaba 29 años de edad. Perteneciente a una familia de la nobleza vitoriana, había contraído matrimonio a los 17 años con el capitán alavés Bernardino de Isunza. Ambos cónyuges pertenecían a familias enriquecidas por el comercio. El matrimonio vivió en el palacio de Arrieta de la calle Cuchillería, actual Museo de Naipes-Bibat. Juan de Amigo (documentado entre 1641 y 1678), fue uno de los principales pintores doradores del taller de Vitoria; participó en el dorado y estofado de distintos sagrarios, retablos e imágenes de la provincia. A excepción de esta obra, las únicas pinturas de caballete conocidas, son las del retablo mayor de Otazu (Álava), de fecha anterior a este cuadro.
La retratada, mira de frente al espectador con la expresión distante de los retratos oficiales de la corte de los Austrias. Posa en un sobrio escenario. A la derecha se situa el escudo heráldico cuartelado de la familia. Destaca su lujoso vestuario con “guardainfante” floreado en tonos castaños y bordado en oro, así como los encajes del escote y puños minuciosamente representados. Del conjunto de joyas, sobresale el broche del que pende una gruesa sarta de hileras de perlas entrelazadas. Sus cabellos aparecen peinados a la “cariñena”, con raya a un lado y florón de cinta en el opuesto.
Don José Fernández de Vicuña Andoin nació en Salvatierra (Álava) en 1651. Se hace retratar en Madrid al obtener el hábito de Caballero de la Orden de Santiago en 1678. Éste era un hecho de gran transcendencia para un hidalgo que merecía ser inmortalizado por un buen pintor de la corte en forma de retrato.
Pedro Ruiz González, el pintor, nació en Arandilla del Arroyo (Cuenca) entre 1638 y 1642 y murió en Madrid en 1706. Formado con los pintores Antonio Frías Escalante y Juan Carreño de Miranda, la influencia de sus maestros será constante a lo largo de toda su trayectoria. Es un artista representativo del pleno Barroco madrileño de la segunda mitad del s. XVII, aunque sus obras conocidas son relativamente escasas.
Realizó sobre todo obra de temática religiosa, obligado por la sociedad y el modo de vida de la España del siglo XVII. Este lienzo es el único que se le conoce firmado, dentro del género del retrato.
En una escenografía plenamente barroca el retratado lleva pelo largo, a la moda del reinado de Carlos II y va vestido de seda negra y con las medias y la golilla blanca. En la capa luce bordada en rojo una gran cruz de Santiago y al cinto una espada para completar su atavío de caballero hidalgo. Los objetos de escritorio como el tintero y la pluma o el sello, denotan, como corresponde a su posición, una actividad relacionada con la administración de sus propiedades. La presencia en la pintura de un reloj de bronce dorado, situado sobre un pequeño mueble, es un elemento suntuoso que pone en relación a Fernández de Vicuña con los retratos de reyes y grandes personajes del momento.
El escudo familiar cuartelado que hace referencia a sus apellidos Ordoñana, Garibay, Andoin y Basterra, remata la composición por el ángulo superior izquierdo y por el derecho, un ampuloso cortinaje en rojo que se recoge dejando a la vista un patio palaciego con arquerías de medio punto, cipreses y una fuente.