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Pablo Uranga

Pablo Uranga

Pablo Uranga Díaz de Arcaya nació en Vitoria el 26 de junio de 1861. Por lado paterno, pertenecía a una familia guipuzcoana con orígenes en Elgeta y de tradición militar; por la materna, a la nobleza alavesa, los Díaz de Arcaya, procedentes de Aberasturi (Álava), aunque con residencia en la capital alavesa. El fallecimiento con una diferencia de pocos años de ambos progenitores, dejan al pintor huérfano a la edad de 8 años, instalado en Elgeta y bajo el amparo de ambas familias que a partir de entonces velarán por el bienestar  y la educación de Pablo Uranga.

Tras estudiar en el internado jesuita de Orduña, donde despuntan ya sus dotes para el dibujo, llega a Vitoria con 16 años. Comienza aquí su particular periplo formativo que le llevará por distintas localidades españolas para culminar en París, centro de la vanguardia del momento. Acudirá primero a la Academia de Bellas Artes, actual Escuela de Artes y Oficios, de Vitoria durante dos cursos y  tras graduarse, se dirige a Jerez de la Frontera (Cádiz) a la Academia de Bellas Artes de Santo Domingo. Uranga ingresa años más tarde en la Academia de San Fernando de Madrid, coincidiendo allí con el pintor alavés Joaquín Bárbara y Balza, o el escultor bilbaíno Paco Durrio, con quien le unirá, a partir de entonces, una gran amistad. Por su llamada, acude Uranga a París a finales de 1889 y residirá en la capital francesa hasta 1897. Gracias a Durrio, Uranga conoce allí a Ignacio Zuloaga, pintor guipuzcoano que será su compañero y unos de sus mejores amigos. Estos años bohemios de París son años de alegría, formación, pero también de los más variados trabajos de subsistencia.

A partir de 1890 presenta su obra en el Salón de París primero y al año siguiente en el Salón de la Sociedad Nacional de Bellas Artes. De estos años parisinos, son las obras Gitana con abanico y Retrato de Vicente tocando la guitarra, de formato mediano-pequeño, y con los que Uranga se sentía libre para jugar con el tema, la composición y la pincelada.   Al mismo tiempo, realizaba retratos por encargo, más formales en su concepción como puede verse en la pareja de retratos de busto, Retrato de señora y Retrato de Vicente, y los de cuerpo entero, Retrato de Bonifacia Ruiz de Aldama y el de su marido,  Miguel Gómez Arriaga.

El momento más importante de su biografía parisina lo constituye su primera exposición individual, el 3 de marzo de 1897 en Le Barc de Boutteville. Uranga expuso allí 92 obras, mayoría óleos, entre los que destacaban  como sus temas favoritos los taurinos, a los que se aficionó en Jerez, el paisaje y los cuadros de tipos y costumbres. Sin embargo, y cuando el porvenir le era más favorable, abandona París y vuelve al País Vasco, instalándose en Elgeta. Desde esta pequeña localidad, se mantiene plenamente integrado en el grupo de vanguardia de Bilbao, conectado a través de sus amigos, Zuloaga, Losada, etc. y participando en numerosas exposiciones y proyectos artísticos. Junto con Zuloaga, pasa temporadas en Segovia y otras localidades castellanas pero sigue residiendo en Elgeta tras contraer matrimonio en 1903 con la maestra de la localidad, la vitoriana Prudencia Lejarreta.

Uranga se encuentra en un momento de madurez personal y artística que se va a reflejar en algunas de sus mejores composiciones. De esta época, destacamos Retrato de señora con perro, Procesión en Elgeta, Fiesta en el caserío o Mi familia, donde aparece pintando a su mujer y su primera hija, además de pequeñas composiciones de interiores, de perspectivas y coloridos muy personales como El lagar.

Hacia 1906 Pablo Uranga se traslada a su ciudad natal, Vitoria donde reside hasta 1918. Tuvo distintos domicilios y estudios en las calles, Rioja, Francia y por último en la  calle Fueros, aunque sus viajes por el País Vasco y por el resto de España, casi siempre acompañado de Zuloaga, serán continuos. De estos años destacamos dos retratos intimistas, su autorretrato que él mismo titula, El bohemio de Elgeta (1907) y del que el autor se sentía especialmente orgulloso y El escultor Viana (1908). En este pinta a Lorenzo Fernández de Viana, artista al que le unía además de amistad, camaradería ideológica en su militancia nacionalista vasca. En el cuadro, se ve al escultor en el momento en que modelaba en barro el retrato de Pablo Uranga (escultura que también podemos contemplar en la colección de este museo). Al periodo vitoriano corresponderían también la pintura de historia El prendimiento del General Liniers, que envía a la Exposición en conmemoración por  el centenario de la República Argentina, el retrato de Francisco Juan de Ayala y Ortiz de Urbina por encargo de la Diputación de Álava o la pintura de ambientación castellana Hombres de Segovia.

Aunque vuelve a mudarse a Gipuzkoa  -primero Okendotegi, posteriormente Martutene-, Uranga seguirá durante años muy vinculado a la escena artística bilbaína y a la Asociación de Artistas Vascos, participando activamente en sus certámenes y exposiciones. También recibe nuevos encargos de la Diputación de Gipuzkoa que le van otorgando un importante renombre y prestigio en la provincia, que aumenta con la adquisición del gobierno francés de una obra del autor, un retrato de primera época que había realizado a su amigo Zuloaga. El paisaje y la luz de la zona, son una nueva inspiración para el pintor: Paisaje de Zumaya, Barco carbonero en el puente Deba-Motrico pueden ser un ejemplo.

En diciembre de 1924 embarca junto a Zuloaga en lo que será la primera y única aventura americana del pintor alavés. Juntos recorren la geografía americana, Nueva York,  Palm Beach y finalmente La Habana, donde Uranga expone de forma individual.

Desde su vuelta, Uranga vivirá más retirado en su nueva casa del barrio de Loyola. Aun así,  siempre viajero e inquieto, busca hasta el final nuevos escenarios. En sus últimos años recorre la zona de la Rioja alavesa, Elciego, Labastida, etc. dejándonos obras como Calle Larrazuria (Labastida). Continua también participando en certámenes, como el convocado por el Ayuntamiento de San Sebastián para la realización de un retrato de la Reina Mª Cristina y que finalmente adquirirá la Diputación de Álava.

Uranga fallece el 6 de noviembre de 1934

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