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Ignacio Díaz Olano
Ignacio Díaz Olano, nombre con el que firma y será conocido el pintor, nace en 1860 en Vitoria como Ignacio Salvador Díaz Ruiz de Olano. Sus primeros estudios los realiza en la Academia de Bellas Artes, después Escuela de Artes y Oficios, de la ciudad.
En 1877, con 17 años, se dirige a Barcelona para ampliar su formación en la Llotja; allí permanece durante tres años pensionado por la Academia de Bellas Artes y el Ayuntamiento de Vitoria. En esta época realiza el Retrato de su padre (1879).
A su regreso, expone sus primeros lienzos en establecimientos comerciales vitorianos y participa en la Exposición artística e industrial de Vitoria de 1884, donde consigue medalla de plata por una de sus obras. De 1887 a 1889, colabora como ilustrador en la revista satírica El danzarín, donde firma con el seudónimo de Galop.
Ya en estos años, a partir de 1890, comienza a enviar sus obras a la Exposición Nacional de Bellas Artes, el certamen bianual español más importante de la época. Con mayor o menor suerte, dada la enorme e importante competencia, participará en varias convocatorias hasta 1917, consiguiendo durante estos casi 30 años, algunos galardones y menciones, como iremos viendo.
De 1891 es el Retrato de Carmen Morales, entonces recién casada con Felipe Arrieta, amigo y benefactor de Olano y propietario de varias obras del autor. Gracias a su apoyo económico, el pintor se traslada a Italia en 1894. Roma es entonces, junto con París, destino casi obligado para los artistas, donde se enfrentan a la obra de los clásicos y frecuentan las numerosas academias y los estudios de colegas españoles y extranjeros que poblaban la ciudad. Son años de formación, viajes y producción que se materializan en lienzos de diversas temáticas y ejercicios compositivos ambiciosos. Desnudo, Paisaje de la campiña de Roma, Venecia, Hortelana con uvas o Las planchadoras, son algunas de las obras que acomete durante su estancia romana. Con esa última, obtiene medalla de Tercera Clase en la Exposición Nacional de Bellas Artes de 1895 y es una de las pinturas que pasan luego a la colección de su protector, Felipe Arrieta. En Roma conocerá también a María Antonia Proietti, que será su modelo, pareja y figura constante en muchas de sus obras más importantes. En esta época, retrata a su amigo Fernando de Amárica, que le visita en Roma y con el que emprende viaje de vuelta a España en 1896, tras pasar dos años en Italia.
Instalado en Vitoria y con estudio abierto en la calle del Arca, donde ejerce también como profesor, aborda en los siguientes años algunas de sus composiciones más conocidas y celebradas, Restaurante (1897), Rezo del ángelus en el campo (1899) y Vuelta de la romería del Calvario (1903), obras, entre otras, con las que aspiraba a conseguir alguno de los máximos galardones en las Nacionales, objetivo que nuevamente se les resiste.
Había conseguido plaza como profesor en la Escuela de Artes y Oficios de Vitoria en 1901, donde ejercerá la docencia desde entonces. A partir de ese año, pasa los veranos en Motrico, localidad guipuzcoana que le servirá de inspiración en muchas de sus obras de temática paisajística y de tipos y costumbres, como es el caso de la mencionada romería del Calvario, fiesta situada en ese enclave y con la que conseguirá la última de las distinciones obtenidas en la Exposición Nacional de 1904, Encomienda de número de la Orden Civil de Alfonso XII.
Durante las dos primeras décadas del nuevo siglo, pintará algunos retratos de su círculo íntimo; además del retrato de su madre, Madre del pintor, el retrato de Adrián de Aldecoa -su discípulo y amigo-, así como su Autorretrato, junto con otros, de encargo, como el de Jacinta Díaz de Mendívil y Velasco, ejemplo de retratística de la burguesía local.
Inicia en 1912 su labor como profesor en el Instituto de Segunda Enseñanza, que compaginará con su labor docente en la Escuela de Artes y en su propio taller.
Al tema del retrato, se unirán otros como el menos usual Vistiendo al torero, así como grandes composiciones de temática costumbrista localizados en el País Vasco, donde el autor sigue haciendo alarde del dominio de la composición, el dibujo y la pincelada; en concreto pinturas como El amor en el bosque, La siesta o Hilanderas y tejedores, última obra con la que participa en 1917 en las Nacionales, ya contando 57 años.
Ignacio Díaz Olano mantiene la doble actividad artística, como profesor y pintor durante los años 30, hasta su fallecimiento en 1937. De su última época son Niñeras en la Florida, La República (1931-32), un probable encargo al autor por parte de la Diputación de Álava con motivo de la visita a la ciudad del presidente de la República, Niceto Alcalá Zamora en septiembre de 1932, Bodegón navideño con pescados -género más excepcional en el autor- así como las ambientadas en Motrico, donde plasma los ambientes y tareas del campo y de la pesca en composiciones clásicas como La hierba, Sardinera, Sin madre, Canción vasca o Esperando las lanchas.